2. Utilizar prendas frescas:
Los tejidos sintéticos no permiten la transpiración. En cambio, las prendas hechas de algodón, seda o lino dejan que la piel respire de forma natural y, al mismo tiempo, que el sudor se evapore y no deje una incómoda mancha húmeda bajo la axila. También es recomendable que no sea ropa muy ajustada, para facilitar la transpiración.
3. Tratar de relajarnos:
cuando tenemos ansiedad, tensión o estrés se acelera nuestra respiración y ritmo cardíaco, esto hace que bombeemos más sangre y consumamos mayor energía al hacerlo, provocando un aumento de la temperatura corporal y de la sudoración. Hacer ejercicios de relajación a diario, practicar yoga o pilates puede ayudarnos a estar más tranquilos y menos estresados en nuestro día a día.
4. Evitar ciertos alimentos, como el café o el picante:
los alimentos picantes, producen vasodilatación que eleva nuestra temperatura corporal. A su vez, la cafeína presente en el café o en las bebidas energéticas activa el organismo y estimula las glándulas sudoríparas. En general, tomar alimentos o bebidas que alteren la temperatura (por ejemplo, si están muy calientes o frías) nos hará sudar más, ya que modifica nuestra temperatura corporal. Ante un cambio de temperatura, el organismo necesita transpirar para volver a equilibrarla.